¡Estoy tan cansado!

Al principio de mi caminar en la fe con Cristo, mi amor por Dios me impulsaba a creer en Él por cosas grandes. En el nombre del Señor, orgullosamente hacía cosas que estaban fuera de mi zona de confort. Oraba oraciones enormes que solo Dios podía responder. Ningún esfuerzo humano podía hacer que se cumplieran. Pasé por encima de la burla y la pérdida o deterioro de relaciones porque estaba tan expectante de días mejores.

Años después, noté que mis saltos fuera de mi zona de confort no me llevaban a ningún lado. Esas oraciones enormes quedaron sin respuesta, y me sentí solo. En poco tiempo, el primo feo del miedo: la decepción, me ensombreció. La decepción y el miedo van de la mano porque la decepción nos hace dudar de hacer cosas por miedo a la decepción. Por último, la decepción me llevó a vivir un estilo de vida muy guardada y pesimista.

Desafortunadamente, la decepción lleva al pesimismo, que causa estragos en nuestra energía y nos deja mental y físicamente exhaustos. El diccionario define el pesimismo como una tendencia a ver el peor aspecto de las cosas o creer que lo peor sucederá, una falta de esperanza o confianza en el futuro. Cuando cargamos con el peso del pesimismo, eventualmente se volverá más de lo que podemos soportar.

Proverbios 4:23 NVI dice: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida." Me gusta mucho esta misma versión en la NCV, que dice: "Cuida tus pensamientos, porque ellos dirigen tu vida." Esto concuerda con lo que Jesús dijo en Mateo 15:17-20 NLT: "Lo que entra por la boca pasa al estómago y luego se elimina en el excusado. Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, el homicidio, el adulterio, la inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia. Estas cosas contaminan al hombre; pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre." Entendí de todo esto que nuestros pensamientos pueden arruinar nuestras vidas.

Pero Dios, en toda su paciencia y misericordia, nos dice qué hacer.

• Isaías 40:31 NVI, "Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas; correrán y no se fatigarán; caminarán y no se cansarán."

• Romanos 12:12 NVI, "Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración."

• Gálatas 6:9 NVI, "Así que no nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos."

• Hebreos 10:36 NVI, "Así que perseveren, para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido."

• Mateo 6:33-34, "Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se preocupen por el mañana...".

• Mateo 7:24-25, "Por tanto, todo el que oye estas palabras mías y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre la roca."

Cuando leí estas escrituras, vi que debemos mantener la esperanza y no rendirnos. Debemos perseverar, buscar primero a Dios y hacer lo que dice la Palabra. Y cuando la vida parece demasiado abrumadora, Jesús nos dice esto:

• Mateo 11:28-30 NVI, "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana."
  

Dense cuenta que Jesús no solo dijo que vinieran, pasaran el rato y tuvieran una fiesta de lástima. Dijo que vinieran Y aprendieran de Él. A medida que comenzamos a hacer las cosas que Dios ya nos ha pedido que hagamos en Su Palabra y ponemos esas cosas en práctica, nuestra relación con Él se fortalecerá. Experimentaremos el descanso pacífico que Jesús desea que tengamos en Él. ¡Amén!